Apostles 2013 II

Número 12

Duodécimo prólogo en disenso

Este nuevo número de Apostles Review está dedicado a la idea del Ártico, que es al mismo tiempo un botín de recursos naturales, un inmenso y lento animal de hielo que va desvaneciéndose, un lugar para la expresión del imaginario y un trágico canario en la mina de carbón en la que se va convirtiendo paulatinamente nuestra casa mayor, el planeta.

Quizá nunca en la historia el ser humano se ha visto confrontado a un dilema tan complejo: o dejar de ser el ente contaminante y consumidor en el que ha sido convertido y al que ha sido seducido por el ultracapitalismo o proteger y conservar el aire, el agua y la tierra para la séptima generación.

Quizá sintieron una aprehensión similar ante el futuro quienes vivieron conscientes bajo la amenaza de la incineración recíproca en los años de la Guerra Fría, cuando las ojivas nucleares apuntaban a las grandes ciudades de Europa, América del Norte y la Unión Soviética.

En ese período, en 1956, Allen Ginsberg escribe en su caótico poema “America” un par de líneas que no han perdido vigencia: “America when will we end the human war? / Go fuck yourself with your atom bomb”.

Pero ésa era una respuesta desde la poesía a la posibilidad de la aniquilación nuclear del planeta.

¿Qué puede la literatura frente al Ártico, ante lo que representa en estos tiempos de destrucción medioambiental? Como dijo el escritor nicaragüense Sergio Ramírez en su más reciente visita a Montreal, sentado en el pequeño salón de conferencias de la Librería Las Américas, la literatura tiene que narrar lo que ve.

Quienes ven en la naturaleza algo más que una suma de elementos, quienes creen que la tierra posee un espíritu, o que es efectivamente la Pachamama, o Gaïa, pueden quizá reconocer o imaginar sus gritos de agonía, desesperación y cólera en las terribles inundaciones que han afectado la capital canadiense del petróleo, Calgary. Esto sin hablar del paso del huracán Sandy por Wall Street, Nueva York, en 2012.

El propio hombre fuerte en Ottawa, Stephen Harper, quedó impresionado ante la tragedia. «Nunca imaginé que podríamos tener una inundación de esta magnitud en el país. Hasta que uno no ve esto uno no tiene idea… es un evento increíble… la magnitud es simplemente extraordinaria. Es impresionante.”

¿Podrá ver el hombre que hay una relación entre el recalentamiento del planeta y las inundaciones que causaron estragos en su ciudad? ¿Cuán enceguecedor puede ser el petróleo y el poder que lo rodea?

En este número les presentamos distintas perspectivas sobre el Ártico. Desde las memorias del Gran Norte de Louise Desjardins hasta el ambicioso proyecto de unir el mundo Guaraní y el Inuit llevado adelante por Diego Creimer. Desde la pulcritud ante la debacle que ofrece la poesía de Françoise Belu y los ecos del propio Ginsberg en la poesía de Hugh Hazelton. En el camino, encontramos el inukshuk de María Salix.

También presentamos la mirada íntima a los lugares perdidos reflejados en la poesía de Ihosvanny Hernánadez, como la reacción de Jean-Pierre Pelletier al infinito debate sobre la lengua francesa en tierra americana, tema del editorial del número anterior.

Buena lectura.

Alejandro Saravia
Montreal, verano de 2013

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