Apostles 2009 II

Número 4

CUARTO PRÓLOGO EN DISENSO

Llegó el verano. Los virus gripales proliferan y la realidad nos propone un sinnúmero de amenazas. Un director de circo que en los años setenta leía a Errico Malatesta y corría desnudo por las praderas de Quebec se paga un tour privado por el espacio. Un jugador de hockey le rompe la cabeza a otro, recoge críticas y aplausos, y aunque es casi analfabeto, publica un libro de poesía. La filantropía adquiere formas perversas y la política importa menos que la jardinería. Los Derechos Humanos se transforman en una marca de comercio.

Es hora de apagar el televisor y la computadora. Con un poco de suerte, el calor y la humedad nos sumirán en un letargo productivo y en un clima de lectura. La primavera fue fértil, como lo reflejan la riqueza y variedad de textos que pueblan las páginas de este cuarto número de Apostles Review.

Nos complace darle la bienvenida a nuevas plumas. Nuevas, al menos, para esta revista. Pablo Urbanyi nos arrima su ingenio y su ironía capaces de carcomer cualquier forma de positivismo. Alejandra Alatorre nos lleva a la más pura tradición del cuento fantástico. Rodrigo Sandoval quiere «jodernos de nuevo», aunque sea la primera vez que lo hace. La lista de apóstoles y penitentes sigue. Entre los habitués de este espacio, Nela Río, María Salix y Juan Mildenberger nos hamacan –y nos provocan– con sus poesías en español, Julio Torres Recinos nos pasea por el puente que une el pasado y el presente, que él tan bien conoce, y Jorge Carrigan se empeña, como siempre, en acabar de una vez por todas con el juicio de Dios (ya le falta poco para lograrlo.)

Es inútil repasar el índice completo: lo encontrarán a vuelta de página. Pero sí vale la pena destacar el crecimiento sostenido del entusiasmo de escritores y lectores. Y del nuestro.

Hemos creado en estos dos años de vida un espacio acogedor, una casa abierta: ahora habitémosla a nuestras anchas.

Esperamos que disfruten la lectura de estos textos. La próxima cita es, entonces, en el número cinco.

 

Diego Creimer
Verano de 2009

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