Como temas para el número 20 de esta revista, habíamos puesto los ojos en el año histórico de 2017. Esto por la coincidencia centenaria de la Revolución rusa de 1917 que dejó una profunda huella en América Latina. Otro tema era la muerte del Che. Hijo tropical de Marx, con sueños frustrados por el stalinismo, hace cincuenta años moría Ernesto Guevara en las agrestes regiones de Bolivia, en un sacrificio que fecundaría décadas más tarde en ese país de indígenas con memoria.
Incorporamos también como tema el tango cuya historia ronda por los cien años. Sin embargo, todos estos temas e hilvanes históricos pasaron a segundo plano para quienes hemos seguido de cerca las aventuras de los libros y las literaturas escritas en español en Montreal.
Esto porque todas y todos hemos perdido a Steven Kaal, un generoso amigo, militante sencillo que recorrió varias regiones de América Latina, agudo librero que ponía a dialogar en un mismo estante a Amilcar Cabral y Emiliano Zapata, a Sor Juana Inés de la Cruz con Clarice Lispector, a Wole Soyinka y Manlio Argueta.Estamos de duelo por su partida, y en señal de homenaje a su amistad, este número está dedicado a su memoria. Aunque sabíamos que se enfrentaba a un implacable enemigo, lo vimos abrazar la vida con ímpetu. Celebró un cumpleaños más hace algunos meses, narrando cómo había esquivado a la Muerte en su más reciente viaje a El Salvador. Y allí estaba, en un pequeño salón, sirviéndose un tamal de su querida América Central.
Al final nos despedimos, diciendo que un día nos reuniríamos al otro lado del mítico río, para brindar por la vida que todavía queda latente cuando las amistades guardan el recuerdo de los que se van, evocándolos con sólo leer unas cuantas líneas.
Alejandro Saravia
Montreal, hacia fines de 2017